


Un sueño hecho realidad. Erika tenía muy claro cómo quería que fuese su boda… hasta el último detalle. Por eso junto a Mario preparó todo con atención, con mucho tiempo de antelación, y supervisó todos los detalles. El resultado, qué decir, fue magnífico. Disfrutamos de una bonita boda en la que hubo mucho cariño, emociones y diversión… un día inolvidable.
Eligieron tanto para los preparativos como para el banquete y la fiesta en la Hacienda Porras Dolorier, ya que tiene un entorno verde y tranquilo que le encantaba a la pareja, rodeados de eucaliptos.
El local fue decorado de forma exquisita, con una bonita iluminación y con flores y muchos detalles elegantes. Tanto Erika como Mario disfrutaron mucho de reir y sobretodo de bailar junto a su familia y amigos.














































































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